Luego del receso, retomamos la comunicación con los queridos lectores. Esta semana corresponde el segundo artículo sobre la gira de Carlos Gardel por el litoral uruguayo en 1933. Sin embargo, decidimos hacer un alto y tal como expresa el título, poner las cosas en su sitio.
Hace unas semanas se publicó en Buenos Aires un nuevo libro que se tilda de biográfico de Gardel. Su autor, quien ha tenido un gran soporte publicitario,
pretende, como bien lo menciona, no generar controversia con los uruguayos y llegar a las nuevas generaciones para que conozcan «la verdadera biografía»
del máximo cantor. En otro orden diremos que hemos sido citados por medios de Montevideo, así como del interior, para verter opinión respecto a este cuento.
La base de esta publicación – que está muy bien escrita – es la teoría que todos pensábamos que estaba saldada; una vez más reaparece la teoría «francesista». Farsa ésta, que refiere a lo netamente económico y con de quedarse con la herencia del cantante.
Farsa ésta, que llega al público por primera vez en dos publicaciones de la revista La Canción Moderna en 1936 con motivo del primer aniversario de la
muerte del Zorzal. Años más tarde la farsa llega al libro, siendo publicada por García Giménez, cuyo título es: «La vida de Gardel contada por José
Razzano» en 1946 y posteriormente reafirmada en el libro póstumo de Defino, «La verdad de una vida» publicado en 1968.
Esta teoría prendió muy fuerte en el colectivo rioplatense, hasta que investigadores serios, de la talla de AVLIS, Bayardo y Paysée en la primera etapa.
La segunda generación de investigadores como Martina Iñiguez en Argentina, el propio Ricardo Ostuni vicepresidente de la Academia del Tango de
Argentina, quienes en primera instancia aceptaban la nacionalidad francesa de Gardel, y luego de investigar cambió su opinión aceptando la nacionalidad oriental. Hecho trascendente por el peso específico de su figura, opinión y de lo que debe realizar todo investigador: hacer el trabajo sin preconceptos y tomar
decisiones según los resultados.
Mientras que, en Uruguay, la segunda generación conformada por Carlos Arezo, José María Carlebaro, Eduardo Cuitiño, Gonzalo Vázquez Gabor, Hugo Indart, Fredy González realizaran nuevos aportes.
En la actualidad nos toca a nosotros seguir con esta línea ofreciendo investigaciones y resultados serios.
La publicación de referencia se basa en la defensa de la teoría francesista y en atacar la teoría uruguayista, eso sí. «sin pretender pelear con los uruguayos». ¿Cómo se ataca al Gardel uruguayo? Dos frases pretenden echar por tierra todo lo que hemos avanzado. «No existen documentos de que Gardel nació
en Tacuarembó» y de «Berta Gardes no existen pruebas que haya estado en Uruguay antes de 1893».
Pues bien, pongamos las cosas en su sitio, para que las nuevas generaciones conozcan la verdad:
NO EXISTEN PRUEBAS DE BERTA EN URUGUAY, ANTES DE 1893.
La teoría que defiende la farsa, indica que Berta llegó a Buenos Aires en el Vapor Dom Pedro el 9/11/12 de marzo, con su hijo Carles Romuald, de 26 meses de edad.
1. No existe un documento que indique tal cosa.
2. Sí, existe un papel sin membrete de 1977 donde consta tal información. Papel que si bien tiene firma al no tener membrete deja dudas.
3. Berta indicó que ella llegó a Buenos Aires el 23 de marzo de 1893. Esta declaración coincide con la idea de que Berta llegó a Montevideo primero, y luego viajó a Buenos Aires con Charles Romuald su hijo francés y el niño Carlitos de 9 años de edad.
4. Gardel en uno de sus prontuarios declaró que llegó a Buenos Aires en el Vapor Colombia, que hacía la travesía Montevideo Buenos Aires y se hundió en 1909.
5. Otras declaraciones: En 1936 se editó en Montevideo, el libro «ESTAMPAS DE CARLOS GARDEL» de AMÉRICO ZAFFARONI y AGUSTIN PUCCIANO.
Ostuni afirma que fue importante fuente de consulta para García Jiménez, y basa su afirmación en el cotejo de ambas obras. Esta obra acepta el origen francés de Gardel, pero aseguran que Berthe y su hijo antes de radicarse en Buenos Aires, vivieron en Montevideo y en Tacuarembó. Afirma Ostuni» Es un trabajo interesante – precedió por más de 10 años al libro de García Jiménez – e insospechado de cualquier parcialidad.»
¿Por qué Cátulo Castillo decía que doña Berta, a quien suponía madre de Gardel, «respetaba el recuerdo elogioso de un famoso Romualdo – ¿Don Romualdo – ligado a su epopeya de allá, en Tacuarembó, donde supo vivir sus mocedades épicas …»? ¿Por qué la misma Berta el 12 de agosto de 1935, a su regreso de Toulouse para abrir la sucesión de Gardel, confesó al diario «EL DEBATE»: «haber pasado parte de su juventud ora en Buenos Aires, ora en Montevideo»?
¿Por qué, si dicen que Berta vino al Plata con su hijo por primera vez en 1893, Carlos Gardel le dice a Defino en una carta, que Berta se alejó «sola y pobre de su tierra, cuando era más muchacha»?
Dejamos para el final la reiteración de comentarios que atentan contra la inteligencia del lector: Existe un viaje desde Francia hacia Montevideo de Berta siendo niña, pero en aquellos tiempos no se sabía a dónde podía ir a parar el barco y llegaron a Venezuela.
Se agrega que la permanencia no fue larga, según Esteban (pro Gardel francés) indica que en 1882 se registró el paso de la jovencita Berta por N. York hacia Francia. Habían pasado 7 años. ¿Esta permanencia no es larga?
¿QUE NO EXISTENDOCUMENTOS DE GARDEL NACIDO EN TACUAREMBÓ?
El registro de nacionalidad obtenido por Gardel el 8 de octubre de 1920 en el Consulado uruguayo en Buenos Aires, jurídicamente ese es un documento oficial aprobado por una autoridad competente en uso de sus derechos y por lo tanto es de «credibilidad obligatoria» (salvo prueba en contrario), es decir, que si no se prueba lo contrario tiene valor jurídico de validez. Este documento nunca fue impugnado.
Gardel declaró voluntariamente que era nacido en Tacuarembó el 11 de diciembre de 1887, hijo de Carlos y María, ambos fallecidos.
Se soslaya el registro de nacionalidad, tirándose de salvoconducto. Además, existen cientos de testimonios a través de décadas, de personas que no se conocen que declaran anécdotas o historias de Carlos en Tacuarembó, Tambores, Paso de los Toros.
Si los relatos orales no sirven, tendríamos que eliminar buena parte de la historia de la humanidad, incluidos libros sagrados como la Biblia y el Corán pues,
están basados en relatos orales.
En este último año hemos realizado gran cantidad de entrevistas a descendientes de aquellos que tuvieron contacto con Gardel o escucharon relatos familiares, personas que no se conocen, que no tienen interés alguno y todas relatan a un Carlos en Tacuarembó. (Historias que estamos preparando para una futura publicación, con relatos inéditos).
Intereses económicos y turísticos que sí tienen en Buenos Aires y Toulouse y como los lectores conocen muy bien, la ciudad de Tacuarembó no obtiene una gran renta por el turismo de Gardel.
OTROS PUNTOS A TENER EN CUENTA:
¿Por qué Gardel nunca se fotografió con Berta Gardés? ¿Por qué Gardel, si estuvo cinco veces en Toulouse, nunca se sacó una fotografía en su supuesta ciudad, ni en su supuesta casa natal?
En 1934 Gardel visita Toulouse y se desplaza a Albi, ciudad cercana donde vivían parientes de Berta, existen fotos de esa visita, su madre adoptiva estaba presente, pero ella, no aparece en la foto. ¿Cómo hizo Charles Romuald Gardés, estando pupilo en 1902 en el Colegio Pío IX, para escuchar a Titta Ruffo a mediados de ese año, en el Teatro de la Ópera, si los alumnos no salían de la escuela durante todo el año? ¿Cómo pudo, estando pupilo en el San Estanislao, cantar en marzo en La Boca, en oportunidad de la victoria socialista de 1904? ¿Cómo pudo ser pupilo en el San Estanislao y a la vez, ser detenido en Florencio Varela? Simplemente porque Carlos tenía la edad suficiente para cantar y Charles Romuald era un niño pupilo.
LA LEYENDA DEL DESERTOR
¿Por qué inventaron la leyenda del desertor, cuando nada impedía a Gardel, de haber sido francés, tramitar su ciudadanía argentina en 1908?
OSTUNI – SOBRE LA TEORÍA DEL DESERTOR: «Acerca de la leyenda del desertor se ha escrito mucho y sin fundamento legal. La convocatoria al servicio militar en Francia se cursaba (y se cursa) a todos los ciudadanos aptos y residentes en su territorio o en países vecinos, a los 18 años de edad. Si Gardel -como surgiría
de la famosa partida de nacimiento de Charles R. Gardes – si hubiera nacido en 1890, su obligación militar habría comenzado en 1908. Nada explica por
qué en esos años ocultaría su nacionalidad francesa cuando nada hacía presumir el estallido bélico de 1914, a menos que alguien argumente que ya habría
decidido ser un desertor.
En 1908 Gardel -según las leyes argentinas- hubiera estado en condiciones de ciudadanizarse, de modo inexplicable, lo que tampoco hizo, siendo que
Argentina era su lugar de residencia permanente. De acuerdo con la legislación francesa vigente entonces y ahora, la obligación de los residentes en el extranjero de cumplir con el servicio de armas, variaba según el lugar de residencia. Los que vivían en países vecinos o en aquellos que la ley menciona expresamente (colonias, etc) debían concurrir a prestarlo al recibir la requisitoria. Pero esta obligación no alcanzaba a los que residían en países de ultramar. Si éstos permanecían ausentes de Francia entre los 18 años (1908 para Gardel) y los 29 (1919 en nuestro caso) se les difería el cumplimiento durante 11 años a
contar de la fecha en que hubieren cumplido los 18 años.
Vencido ese plazo si aún permanecían en el exterior ultramarino, se les eximía de prestar el servicio militar en Francia de modo definitivo. Es decir que para Gardel la obligación legal hubiera vencido en 1919/1920. Curiosamente cuando cesa toda posibilidad de una acción legal en su contra, habría decidido documentarse como uruguayo (8 de marzo de 1920).
Informe de fecha 14 de noviembre de 1961 emitido por el vice cónsul uruguayo en Toulouse, en el cual consta que en el Registro de Reclutamiento
de esta ciudad, correspondiente a los nacidos en 1890 el llamado Charles Romuald Gardes no figura en el fichero de reclutamiento… Desde el momento en que no figura en dicho fichero, es que no fue llamado a filas por no estar incluido en el censo general que la ciudad de Toulouse llevaba en su Alcaidía.(sic). Y es
lógico que no figuren en dicho censo ya que Charles R. Gardes residía en el extranjero desde 1893, lo que implica que jamás habría infringido norma legal
alguna respecto del cumplimiento del servicio de armas, ya que nunca fue convocado.
Queda mucho para decir, razones de espacio lo impiden. Hoy queríamos poner un freno y repito que «las nuevas generaciones conozcan la verdad sobre
Gardel».