Consumir semillas es una costumbre que viene de la antigüedad, desde el mundo es mundo. Ayudan a aumentar lo que se conoce como la calidad del sabor, el olor y el gusto de un producto alimentario. De ahí que la mayoría sean usadas como condimento para potenciar y dar un toque diferente al menú. Además, estos embriones vegetales son ricos en minerales, proteínas, vitaminas, enzimas y ácidos grasos. Pueden consumirse crudas, aunque también se tuestan y se muelen convirtiéndose en harina para elaborar pan o repostería. Conviene remojarlas en agua entre 6 y 12 horas, cambiando el líquido unas 2 o 3 veces a lo largo de este periodo, escurrir y dejarlas secar. Luego estarán listas para consumir.
Semillas de calabaza
Las pipas de calabaza son un snack delicioso y sano (sin sal, por favor), pero también puedes usarlas en la elaboración de pan. Prúebalas tostadas o salteadas con otros alimentos. Son muy ricas en ácidos grasos omega-6, zinc, magnesio, fósforo, hierro y vitamina E.
Comino
Una especia muy conocida con un sabor muy particular, que puedes usar en diferentes guisos entera o molida. Tiene propiedades antioxidantes y antinflamatorias, es una importante fuente de hierro y a neutralizar los gases. El té de comino es muy efectivo en las dietas de adelgazamiento.
Semillas de sésamo
Más allá de adornar los panes de hamburguesas, las semillas de sésamo tienen mucho más tarea en la la cocina, tanto para espolvorear sobre las ensaladas, como para elaborar pan o repostería, entre otras cosas. En cuanto a sus propiedades, el sésamo es una fuente importante de calcio, lo que fortalecerá tus huesos, regula el colesterol y es antioxidante.
Semillas de chía
Hace ya un tiempo que se puso de moda por aportar proteínas de rápida digestión y aminoácidos esenciales, además de de fibra. Ojo, porque como muchas de sus compañeras semillas también es calórica… Si quieres probar las semillas de chía puedes simplemente añadir una cucharada a tus yogures o batidos y utilizarlas como aderezo ‘crunchy’.
Semillas de hinojo
Grandes conocidas por sus efectos beneficiosos en el aparato digestivo y también por sus propiedades antiinflamatorias. Para cocinar o en infusión no sólo aporta ese sabor anisado también es un gran aliado para mantener tu abdomen plano, combatiendo al estreñimiento.
Semillas de lino
¿Tienes problemas de colesterol? Las grasas buenas del lino son tu baza para combatirlo, ya que constituyen una buena fuente vegetal de omega-3. También mejoran el tránsito intestinal y poseen propiedades antioxidantes y estrogénicas. Se tuestan y se muelen para ser usadas como condimento, y enteras puedes espolvorearlas sobre cualquier plato. ¡No faltan en panadería!
Semillas de uva
Por mucho que a algunos les molesten las pepitas a la hora de comerse las uvas de Nochevieja, lo cierto es que aportan muchas cosas buenas al organismo. Son poderosamente antioxidantes y antibacterianas y además ayudan a que el pelo crezca más rápido y más fuerte. Con las semillas de uva se puede elaborar aceite e incorporarlas como ingrediente estrella de diferentes aderezos.