Nos parece oportuno, en esta instancia tan especial para la mujer afro, no dejar pasar por alto esta fecha, donde aún, se sigue luchando por los derechos
no solo como mujer, sino, por su dignidad y los derechos de las mujeres negras en su calidad de ciudadanas plenas.
«El 25 de julio de 1992 mujeres negras de 32 países de América Latina y el Caribe se reunieron en República Dominicana para hacer visibles las luchas y resistencia de las mujeres afro y definir estrategias de incidencia política para enfrentar el racismo desde una perspectiva de género. A raíz de ese encuentro, se instituyó el 25 de julio como Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, también conocido como Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora.»
Según estudios realizados, en América Latina y el Caribe, hay alrededor de 200 millones de personas afrodescendientes, un 30% de la población.
Lisset González Batista, decía;» La mujer negra ha estado históricamente en una posición aún más desventajosa por el hecho simple de la esclavitud, y
ha sido víctima de explotación, vejaciones y humillaciones. Es importante tener en cuenta esta especificidad: de dónde venimos, cómo hemos sido tratadas por la historia y cuál ha sido nuestro papel».
Uno piensa, que si difícil ha sido y es, para la mujer en busca de sus derechos y reivindicaciones, cuanto aun, mas difícil se debe hacer, para la mujer
afrodescendiente; donde no es común verla en un cargo directriz, profesional, ect.
Hoy vamos a hacer mención también, y recordar a dos mujeres en distintos ámbitos, vinculadas con nuestro Tacuarembó.
Marta Gularte, nacida un 19 de junio de 1919, en Paso los Novillos.. Una mujer luchadora. Que paso y vivió momentos difíciles en su vida. Estando en
orfanatos, de niña. Y que llega a un sitial importante de la cultura, con su arte de bailarina, especialmente el carnaval, que fue su pasión. Un pequeño espacio en las calles 33 y Luis Batlle la recuerda con una plaqueta.
Ana Josefa Barbera «Tía Ana». Otra mujer afrodescendiente, aunque no fue de la zona, tuvo si, una influencia importante y significativa.
.Conocida como Tía Ana, esta mujer afrodescendiente, había logrado comprar su libertad. Se casó con el paraguayo Carlos Montiel. «El 18 de julio de 1808, José Antonio Inchaurbe, como co-albacea de Ibarra, vendió a Carlos Montiel y su esposa Ana Josefa Barbera, negra libre, la acción y derechos que tenía a un rincón entre el Tacuarembó Chico y el Tres Cruces, frente de arroyo a arroyo y 8 leguas de fondo.»
Este territorio es conocido como «Rincón de Tía Ana.
Había dispuesto, en 1812, que en dicho lugar, se levantara una Capellanía, para atender a la gente de la zona, con los bienes que legara. El 29 de julio de 1820, Dámaso Antonio Larrañaga, le ordenó al cura vicario interino de los Porongos, Fray Manuel de Úbeda, pasase a poner en ejecución dicho legado, erigiendo un
oratorio público en Tacuarembó Chico.
Pero ante la total destrucción de los bienes, ya que el ganado destinado para los gastos que debían invertirse en la fundación de la capellanía nada producía, queda sin efecto Quiso el destino y la providencia, que 12 años después, en el llamado RINCON DE LA TIA ANA, se fundara la Villa San Fructuoso.
Un pequeño aporte y recuerdo en este espacio, en un día tan especial, de lucha y reivindicaciones, de la mujer afrodescendiente.