(UyPress) – Miles de ancianos, la población más frágil del Uruguay, resiste tras 10 meses de encierro debido a la pandemia del coronavirus. Mientras los residenciales completan el censo para obtener la vacuna, preocupa a las autoridades sanitarias controlar los efectos adversos y ¿qué va a
pasar con los hogares clandestinos?
La población que vive en hogares de ancianos y sus funcionarios son el segundo grupo al que se le administrará esta vacuna, anunció el presidente Luis Lacalle Pou.
Mientras el Ministerio de Salud Pública (MSP) ultima los detalles del plan, los residenciales se preparan, observan qué pasa en otros países y
completan formularios que les pide el gobierno.
El MSP tiene identificados 1.177 residenciales y se vacunará aproximadamente a 25.000 personas, entre funcionarios y residentes, según informa la
periodista Delfina Midler para diario El País.
ENTRE «LA BUENA» EXPERIENCIA DE ISRAEL Y «LA MALA» DE NORUEGA
Juan Sparkov, vocero de la Asociación de Residenciales del Adulto Mayor (Aderama), dijo al medio citado que «hay
mucha expectativa, y también hay mucha información, la buena y la mala. Pero es la vacuna habilitada, es la que nos
está dando el ministerio y no existe la obligatoriedad. Esto hace que uno decida».
La «información buena» es la de Israel, por ejemplo, el país que ya empezó a notar los efectos positivos de la vacunación. Dos días después
de la segunda dosis de Pfizer, se observó una caída del 60% en las hospitalizaciones entre las personas vacunadas de más de 60 años. En cuanto a nuevas infecciones, la magnitud del descenso fue la misma.
La «información mala» es la de Noruega, donde 23 ancianos murieron tras recibir la primera dosis. Desde la Agencia
Noruega de Medicamentos se explicó que reacciones comunes a las vacunas con ARNm, como fiebre y náuseas, pudieron haber contribuido a
este desenlace en pacientes muy frágiles.
Sabino Montenegro, presidente de la asociación Integra Residenciales, elige mirar a Israel: «Los resultados son muy auspiciosos y en este mes
que nos queda hasta antes de empezar a vacunar, vamos a tener mucha más información», dice.
No tiene temor y asegura que tanto los dueños de los residenciales como los residentes «lo han tomado muy bien». «La mayoría se quiere vacunar. En los casos donde decide el familiar, también», asegura.
EL PLAN “UNA VACUNA, UNA PERSONA”
Todas las vacunas van a tener nombre, apellido y cédula, comenta María Luján Giudici, subdirectora general de Salud Pública. «Una vacuna, una
persona», repite como un eslogan.
En estos días el ministerio está haciendo un censo en los 1.177 establecimientos registrados para saber con exactitud la cantidad de personas
que hay en cada uno y cuántos de ellos aceptan vacunarse. De esa manera, se evitará que «sobren» vacunas en algún centro o que falten en
otro. »Las vacunas tienen nombre y van a ser intransferibles. De esa manera eliminamos la posibilidad de que viajen a un establecimiento y se devuelvan. Queremos disminuir al máximo el margen de error que pueda existir», comenta Giudici.
Esto es por la estricta logística que requiere el traslado de la vacuna Pfizer, que debe conservarse a -70 grados.
La estrategia de vacunación se divide en dos partes: la comunicación y la capacitación del personal: «Todas las áreas del ministerio de
Salud en esta comunicación intrínseca y fluida. Así, con puntos focales claros, armamos la segunda parte (del plan) que tiene que ver con la
logística», señala Giudici. Parte de la estrategia de comunicación consiste en un monitoreo constante y en tiempo real de los residenciales, a los que
se ordenó cargar los datos del censo en una plataforma electrónica creada entre el MSP y la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad
de la Información y del Conocimiento (Agesic).
DUDAS MÁS FRECUENTES
Además, en el ministerio hay un correo electrónico y un teléfono exclusivos para atender a aquellos directores técnicos o dueños de hogares de ancianos que planteen dudas respecto a la vacuna. En reuniones informativas realizadas vía zoom entre el MSP y los directores técnicos -que se llevaron a cabo el jueves y viernes pasado- se plantearon algunas, comenta un médico que estuvo presente.
«¿Qué pasa si entre dosis y dosis el anciano contrae Covid-19?».
R: No se dará la segunda vacuna «¿Y si el familiar que debe prestar consentimiento vive fuera del país?»
R: Se prestará consentimiento de manera remota «¿Qué pasa con los residenciales que no se creen un usuario y contraseña en la plataforma del MSP?»
R: Aquellos que no se registren de manera electrónica, «no tendrán vacunas». Giudici insiste en que con esta dinámica de «una vacuna, una persona» se ha logrado «captar» residenciales que estaban fuera de ese sistema electrónico. Detectar los establecimientos es el primer paso en el arduo camino a la habilitación total de los mismos.
«Cuando hicimos (este plan) le dimos un respaldo reglamentario, que es la obligatoriedad del director técnico de cada residencial de completar
el censo. Como policía sanitaria, tenemos que tener conocimiento de las personas institucionalizadas, por eso se le creó una normativa a este censo. Gracias a eso, nuevos residenciales han solicitado su usuario y contraseña para registrarse en la plataforma», dice Giudici.
En cuanto al consentimiento informado hay dos escenarios: los adultos mayores lúcidos que tienen la facultad de decidir por sí mismos si quieren
vacunarse, y los no lúcidos, que no tienen plena consciencia sobre su entorno ni sus decisiones. En estos casos, quienes decidan por ellos serán quienes tengan la cura-tela. Después de los formularios, el registro, el censo, el consentimiento y el arribo de las vacunas llegará, al fin, el momento de la primera dosis. Para
eso habrá 60 equipos del ministerio de 5 integrantes cada uno. Serán tres vacunadores, un administrativo y un chofer que recorrerán todos los centros que se hayan registrado.
¿QUÉ PASA CON LOS TEMIDOS EFECTOS ADVERSOS?
«Si bien se presentan con menos expresión, se presentan», dice la subdirectora. Para los casos graves se está «montando una estrategia de emergencia destinada únicamente a establecimientos de larga estadía», señala. También se prevé que en los días posteriores a la primera dosis los prestadores de salud asignados a cada residencial pregunten «proactivamente» por los posibles efectos adversos.
¿Qué pasa con los residenciales «clandestinos», que están fuera del radar del Estado? La pregunta circula entre las asociaciones, la Sociedad de Gerontología
y Geriatría, los directores técnicos de los establecimientos y los médicos.
En uno de los encuentros por zoom, un médico preguntó qué pasará con los establecimientos que no se registren. La respuesta de las autoridades, relata Sabino Montenegro, fue que «quedarán para otra etapa, no para esta». El ministerio «no va a ir a tocarles timbre».
La doctora Gianella Massera, vicepresidenta de la Sociedad Uruguaya de Gerontología y Geriatría, hizo la misma pregunta en una de esas instancias por zoom: «¿Qué va a pasar con los residenciales que no tienen director técnico, con los residenciales pobres, los que no están registrados?». Le respondieron que ya estaban todos avisados: «El ministerio se va a encargar de esos residenciales y se va a cumplir con la vacunación», relata.
Sin embargo, Giudici admitió: «En esos casos (de residenciales clandestinos) apelamos a la población. A que denuncien, a que se tome conciencia. El ministerio está para acompañar, los vamos a ayudar con la habilitación, eso va a ir en mejoría de la calidad de vida que tienen. Apelamos a la población en aquellos lugares donde, por alguna causa, haya residenciales que no deseen ser visibles. Apelamos a que los ciudadanos y las oenegés hagan la denuncia».
Al día de hoy, de los 1.177 residenciales en el radar del Estado solo hay 60 habilitados (ver recuadro). La cifra de establecimientos críticos, que en
abril era de 109, bajó a 52. 15 de ellos están catalogados como prioritarios. Desde el MSP aseguran que se hace «seguimiento continuo» de
los 52 residenciales.