Existen muchas cosas que dividen a los argentinos, pero también existe un método que resulta infalible para saber de qué lado está cada uno: preguntarle cómo la pasó durante la década de 1990.
Ramiro Barreiro
Son 10 años que comenzaron con un gobierno interrumpido, el de Raúl Alfonsín (1983-1989), y concluyeron con otro, el de Fernando De la Rúa (1999-2001), y que en medio tuvieron de todo: dos atentados terroristas, una ley de convertibilidad cambiaria, la reforma de la Constitución Nacional y, claro, una inflación que explotó, supo ser controlada y volvió en forma imparable.
El filósofo argentino Tomás Balmaceda tiene 42 años y reúne estas y otras características de este período en un programa televisivo llamado «Los 90, la década que amamos odiar», que se emite por Canal Encuentro, aunque puede verse en YouTube.
En diálogo con la Agencia Sputnik, Balmaceda resume: «Los 90 me parecen un momento de muchos claroscuros, no creo que haya que tener una visión totalmente benévola ni demonizante, como todo periodo histórico tiene sus luces y sus sombras. Hoy creo que tiene mucho para enseñarnos, no existía la grieta tal como la entendemos ahora y es donde, incluso, comienza sobre el final un nuevo ciclo de distintos mandatarios a lo largo de América Latina con una cierta unión que hoy no vemos».
La idea del programa surge del libro homónimo, publicado en 2016 por Penguim House, que, en dichos del propio autor, no tuvo demasiada repercusión, salvo por el envío que ahora se emite semana tras semana en Encuentro.
«Cuando saqué el libro yo tenía un programa de radio y cada vez que iba a la emisora pasaba por un pared que tenía pintado «vuelven los 90»; estaba escrito como una especie de destino trágico por si ganaba (el expresidente Mauricio) Macri (2015-2019), pero yo lo miraba al revés, pensaba que sería lindo que vuelvan los 90 porque es la década que yo había crecido, nací en 1980 y los 90 fueron desde mis 10 hasta los 20 años», evoca.
Relatar esta controversial década era una buena idea en un país que tiene mucha producción cultural sobre los 70 (período dominado por la dictadura militar de 1976-1983) y los 80 (década en la que Argentina logra su segundo Mundial de fútbol y surge el ícono Mara-dona).
«El programa busca mostrar que vivimos en una etapa donde está todo muy polarizado, o amamos u odiamos, pero de vez en cuando nos encontramos con eventos que amamos y odiamos al mismo tiempo. Creo que los 90 son eso para la Argentina, una sensación que mezcla un poco de culpa, porque fue una década con muchas desgracias, pero también algo de placer, porque muchos pudieron viajar por primera vez o acceder a un automóvil o una vivienda», afirma.
NEOLIBERALISMO
Los 90 fueron una década marcada por la presidencia de Carlos Saúl Menem (1989-1999), que instaló políticas de neoliberalismo e impuso el modelo de la convertibilidad luego de muchos años de inflación muy elevada. Incluso durante su presidencia, los primeros años, fueron años de mucha inflación.
«El 1 de enero de 1992 empezó el plan de convertibilidad y cada peso comenzó a valer un dólar. Eso generó un cambio rotundo en la economía y que tuvo un montón de consecuencias negativas, básicamente la invasión de productos importados y el cierre de fábricas, la privatización de servicios públicos para poder conseguir esos dólares que llevó a muchos despidos, también el supuesto proceso de modernización de un montón de industrias que no era más que deshacerse de personal», relata el también periodista.
Y recuerda que durante esos primeros años de la década se vivió una especie de minipa-raíso, en el que muchas personas pudieron viajar al exterior por primera vez, muchas casas se llenaron de electrodomésticos y artículos importados, ingresaron películas, música y publicaciones extranjeras, y los regalos para una quinceañera comenzaron a ser viajes por el mundo, en lugar de la tradicional fiesta.
«La desocupación llegó a rozar los 18 puntos y la subocu-pación fue altísima. También aparecieron problemáticas vinculadas a la pobreza. Hubo mucha hambre en Argentina y eso movilizo a muchas personas a realizar las primeras protestas a gran escala, que tuvieron su representación en el formato de los piquetes, que comenzaron en las provincias del norte y sur del país y luego se extendió por todo el territorio», relata Balmaceda.
La convertibilidad del peso con el dólar, los atentados a la Embajada de Israel -en 1993- y la mutual judía AMIA -en 1994- son, según Balmaceda, los mojones históricos de una década que expuso como ninguna los contrastes sociales, en épocas donde todavía estaba muy marcada la presencia de una clase media y donde la televisión era el artefacto principal, antes del dominio de internet y los teléfonos móviles.
También fue un momento en el que surgieron muchos y vigentes productos culturales y artísticos, esos que hacen que el propio filósofo y muchos argentinos y argentinas sigan enamorados de una década de la que siempre hablan pero a la que les costaría volver.
(Sputnik)