Somos una sociedad enferma o de salud muy endeble
Contracturas musculares, diarreas, lumbago, (con ciática y sin ciática), cervicalgia (dolor de cuello), malestar y fatiga, mareo y desvanecimiento, dolor en miembro, náusea y vómito, pánico, cefalea, episodio depresivo y muchas otras patologías que nos agobian y por supuesto nos impiden trabajar y
por esta razón, cobramos el seguro por enfermedad.
Así es como surge de un estudio que hizo el Banco de Previsión Social para los años 2018 y 2019, período en que se certificaron 522.618 afiliados activos. Teniendo en cuenta que los cotizantes activos en promedio oscilan algo por debajo de 1.220.000, surge que una de cada dos personas estuvo certificada. Se ingresó un total de 2.039.813 certificaciones, expedidas por el BPS, Banco de Seguros y prestadores de salud. Estos emitieron 1.975.812 certificaciones que corresponden a un total de 21.773.072 días.
Las cifras abruman y calientan un poco ¿no?
El presidente del BPS. Ing. Hugo Odizzio anunció que se pondrán a trabajar en una reforma para lograr un mayor control de las licencias médicas. ¿Y qué menos? Según el estudio hay certificaciones por enfermedad para personas fallecidas, para menores de 12 años no afiliados, por citar dos de
las más flagrantes irregularidades. Sin duda es un trabajo que no admite demoras y en el que el BPS va a tener que hincar el diente muy a fondo.
Como que hay mucho relajo. Paralelamente en el parlamento el director de Servicio Civil, Conrado Ramos, informó que en la ANEP, de 64 mil trabajadores 11 mil, de los cuales 8 mil son docentes, estuvieron certificados por más de 90 días, durante el período de dos años, de junio del 18 a junio del actual. Treinta y tres mil salarios que se pagan extras.
En este plano, en Servicio Civil se han constatado también muchas irregularidades y en función de ello propusieron para el sector público un sistema similar al que rige para el sector privado en general, por el cual no se pagan los primeros tres días de licencia por enfermedad y de ahí en adelante establecer un descuento del 25% para cada día siguiente. La medida constituye un importante disuasivo para acabar con esta «industria» y pone fin
a privilegios de que disfrutan los funcionarios públicos. Dado por hecho que los legisladores del Frente se oponen. Ellos no ven ni sospechan que se esté abusando, que hay quienes «se pasan», que hay complicidades con las cuales hay que terminar. No ven tampoco que todo eso que se paga de más carga sobre el lomo de los trabajadores privados, de los que aún conservan su trabajo, de los que están en seguro de paro, de los desocupados que no tienen ni ese alivio y
de los que aspiran a trabajar y no tienen tampoco la suerte de conseguir un empleo público.
También se opuso Cabildo Abierto. El senador Guido Manini dijo no estar de acuerdo con el descuento de los tres días y en alguna forma hizo naufragar
la iniciativa que habrá de ser modificada. Manini habló de establecer controles efectivos y ser muy severos. Todo muy bien en la teoría, pero en la práctica es más difícil. La preocupación de la ONSC y del BPS sobre este tema de las licencias médicas, se fundamenta en investigaciones serias y en función de ello buscan poner fin a esta especie de jolgorio. Llamativo lo de Manini. ¿No fue él quien dijo que se acabó el recreo?
Danilo Arbilla