El pasado 27 de junio, hace 46 años un golpe cívico-militar arrasaba con la República y caía el Estado de Derecho. Ese día comenzaba una larga y muy oscura noche que nos pesó durante casi doce años.
Edil Frente Amplio – Alicia Stinton
En la historia reciente y todavía a algunos les cuesta asumir los hechos ocurridos y sus orígenes. Lo cierto es que la dictadura en Uruguay se sucede como un efecto dominó, de un plan pergeñado por los autodenominados gendarmes del mundo, los Estados Unidos de Norteamérica. Brasil, Paraguay y nosotros, enseguida Chile, luego Argentina, fuimos cayendo en esas redes macabras que buscaban frenar y liquidar el avance de las fuerzas progresistas en el continente, inspirados años antes por la revolución cubana.
Esa noche de 1973 no solo se llevaron con ruido de botas a nuestra admirable democracia, sino que dio comienzo el más terrible y cruento terrorismo de Estado.
Sin embargo debo decir que en los años previos al golpe, nuestra Democracia venía herida, pues el combate a la guerrilla protagonizada por el Movimiento Tupamaro, permitía justificar un brutal recorte a las libertades individuales y el cese de las garantías que rigen el Estado de Derecho.
Ese día, los militares y los civiles golpistas, dejaron de disimular; la dictadura estaba instalada, podrían hacer lo que quisieran, incluso lo más aberrante. Partidos políticos, sindicatos, organizaciones estudiantiles y asociaciones civiles pasaron a ser ilegales; clandestinidad, persecución sangrienta, torturas, desapariciones, cárcel, exilio; nunca más, por favor nunca más.
No obstante, aquel modelo económico, aquel formato de sociedad que implantó la dictadura del ‘73 se parece y mucho al que ofrecen casi cincuenta años después los partidos de oposición. La izquierda uruguaya, el Frente Amplio cuando combatía a la dictadura también enfrentaba ese modelo que atenta contra los derechos de las inmensas mayorías. Y lo hizo hasta las últimas consecuencias, entregando incluso la vida de sus mejores hombres y mujeres que regaron con sangre generosa este suelo oriental pidiendo libertad y democracia pero también justicia social.
Hoy, nuestro modelo de sociedad sigue confrontado con el que representan hoy los que están en la vereda de enfrente. Podemos, sin temor a equivocarnos, afirmar que sabemos que van hacer si alcanzan el gobierno nacional porque ya lo hicieron. Y no fue otra cosa que beneficiar a unos pocos en detrimento de las mayorías.
Tengo la convicción que estamos del lado bueno de la historia. Buscamos un cuarto gobierno para que Uruguay continúe el proceso de profundización de cambios, que siga colocando al ser humano y su desarrollo pleno en el centro de la gestión. Que no se detenga la concesión de derechos, el reparto con mayor equidad de la riqueza, el avance de la justicia social, el camino hacia la excelencia en salud y educación, el acceso a la vivienda y al empleo de calidad, los salarios, jubilaciones y pensiones por encima del costo de vida, sabiendo que con ello también llega una mejor seguridad pública.
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Breguemos todos por nunca más golpe de Estado, por nunca más dictadura. Ni aquella que se cargó la democracia a sangre y fuego y tampoco estas modernas que con mucha sutileza derrocan gobiernos, persiguen y encarcelan inocentes, sin disparar un solo tiro, apoyados simplemente en la asociación del poder político, judicial y mediático. Hoy es un día para no olvidar, es un día para reafirmar el compromiso de todos con la democracia, con la república y con la libertad.