La nutrición y nuestra conducta alimenticia ha sido un tema largamente estudiado por la ciencia. Ahora, en una de las más recientes investigaciones de
la Universidad de Boston, un nuevo detalle de esta se ha revelado. En este caso, el estudio presentado virtualmente en BMC Nutrition por la doctora Lynn L. Moore y sus colegas nos ha llevado a entender un poco más parte del origen de nuestros patrones alimenticios. Para esto, en esta oportunidad se han enfocado en la influencia de la ingesta de jugos 100% frutales en la dieta futura de los niños.
¿Por qué los niños necesitan volver a interactuar con otros lo antes posible?
Gracias a esta investigación fue posible determinar que los niños pequeños que beben jugos naturales desarrollan en el futuro mejores dietas. Por lo que, este dato puede ayudar a desarrollar mejores programas nutricionales para los infantes que, además, puedan tener un efecto positivo en su vida adulta.
Efectos positivos a largo plazo Para poder llevar a cabo este estudio, se hizo seguimiento durante una década a 100 niños de entre 3 y 6 años de edad. Todos estos estaban inscritos en el Estudio de Niños de Framingham y su ingesta de frutas enteras y en jugo fue medida con las las Guías dietéticas 2015-2020 para estadounidenses (DGA, según sus siglas en inglés) que establecen diferenciaciones por edad.
Gracias a esto, se ha podido ver quelas actividades iniciadas en la temprana infancia se convierten en factores influyentes a largo plazo. De este modo,
los efectos beneficiosos de esta costumbre se trasladaron hasta la adolescencia, donde típicamente el porcentaje de individuos que cumplen con una dieta sana disminuye.
Una mejor dieta en la adolescencia Específicamente, se pudo identificar que los niños en edad preescolar que ingerían más de 1.5 tazas de jugo natural tenían puntuaciones de calidad de dieta notoriamente más altas. Asimismo, la posibilidad de cumplieran con una alimentación sana general era 4 veces
más alta que de aquellos que ingirieron diariamente menos de media taza de jugo de frutas.
También fue notorio que cuando los niños se convirtieron en adolescentes (teniendo estos entre los 14 y 17 años) estos continuaron consumiendo más
fruta entera y tomando decisiones alimenticias más saludables si habían ingerido altas cantidades de jugo durante su infancia.
Sin efectos adversos en el peso Sumado a esto, se pudo comprobar que este consumo elevado de jugos no tuvo incidencias negativas sobre el peso de los infantes. Además, a largo plazo los adolescentes tampoco mostraron aumentos de peso preocupantes. Lo que permite notar que esta elección dietética no tiene consecuencias negativas notorias sobre el índice de masa corporal de los niños.