El 27 de Junio se cumplieron 49 años de la disolución del Parlamento y el inicio de la huelga general y golpe de Estado en nuestro país, se realizaron diversas actividades conmemorativas a nivel nacional y departamental.
En ese marco se brindó una charla testimonial recordando lo que marcó el comienzo de la dictadura cívico-militar que se extendió desde 1973 hasta 1985. Cesar “Cerito” Escayola se refirió a ese periodo de la historia de nuestro país.
La dictadura cívico-militar uruguaya trajo consigo la militarización de los poderes del estado a través de los cuales el régimen militar consolida su poder y ejerce un control total sobre las organizaciones políticas, económicas y sociales.
“Lo primero que tengo que agradecer es poder estar hoy acá, después de 49 años e iniciando los 50. Mi recuerdo a todos los compañeros y compañeras que por distintos motivos hoy no están físicamente, pero si están vivos en la memoria y en el compromiso de lo que ha sido esta etapa. Tengo 74 años, cuando ocurrió el golpe de Estado mi actividad sobre todo era sindical. Integrábamos la Asociación de maestros de Tacuarembó, nos habíamos separado de la Unión Magisterial, la cual se había separado de la CNT. Hay mucha historia de lo que pasó en Tacuarembó hace 49 años. La sede de la asociación estaba ubicada en Aquella época en República Argentina y Washington Beltrán, hoy Dr. Ivo y Beltrán, ahí funcionábamos y estábamos afiliados a la Comisión Nacional de Trabajadores”
“Con respecto al Golpe de Estado era algo que lo veíamos venir desde la década del 60. Yo ingrese a magisterio en el año 1963, me recibo en 1966, estuve en Montevideo en el momento de efervescencia de los estudiantes, cuando ocurrió la muerte de Líber Arce. Lo que se vivía en Montevideo no llegaba a Tacuarembó, no había los medios de comunicación de hoy. Al llegar aquí parecía que estábamos en otro mundo. Lo que se aplicó acá fue el silencio, creo que el silencio es una herramienta formidable para lograr el olvido y para dominar. Mi mensaje en esta fecha que remueve la historia y mi vida no es ni de odio ni de venganza, yo no tengo que perdonar, son otros los que tiene que reconocer qué fue lo que hicieron y sobre todo no olvidar. Quiero recordar ese pétalo que le falta a la margarita, que es algo que nos duele a todos, todos hemos perdido compañeros”