Mantener la piel sana y con buen aspecto es posible, pero es necesario instaurar buenos hábitos de cuidado facial que se mantengan en el tiempo para que realmente surtan efecto.
El primer compromiso que se debe adquirir es el de tener una rutina de cuidado diaria. Para acertar con el método a seguir lo aconsejable es ponerse en manos de expertos que sepan indicar la metodología y las necesidades de cada tipo de piel.
En ocasiones, incluso es necesario realizar un diagnóstico para valorar posibles patologías cutáneas que necesiten un tratamiento especial.
Las principales diferencias en la rutina radican en la edad y las necesidades de cada etapa. Unas edades son más propensas al acné y la tendencia grasa por lo que necesitan cremas con ácido glicólico mientras que en otras lo que se busca es disminuir las arrugas o reafirmar la piel.
Lo mejor es no experimentar con los cosméticos porque la piel puede reaccionar negativamente. Por el contrario, hay que informarse bien sobre las necesidades y los productos específicos para cada persona.
Se trata de tener un rostro joven para estar radiante
El protocolo en cuanto a la cosmética facial depende del objetivo que se desee conseguir. En esa rutina facial no hay que olvidar el cuello y el escote, unas zonas en las que también se necesita eliminar las células muertas de la piel.
Y además de tener ese cuidado rutinario, de forma eventual hay que completarlo con una limpieza facial profesional una vez al mes.
Los factores comunes más importantes son la hidratación, porque si se vive en una zona de clima seco se notará cómo se deshidrata la piel, y la luminosidad; así como también reafirmar la piel.
Para lograr los objetivos saludables es muy aconsejable además evitar un exceso de sol que es enemigo entre otras cosas de las arrugas (y usar cremas con protección solar), dormir ocho horas diarias y evitar en lo posible tabaco y alcohol.
A esto hay que sumar que la comida es otro factor que influye en el estado de la piel.
Un reto que proporciona grandes beneficios
El aspecto más básico para tener una piel sana y con aspecto joven es la limpieza, que al eliminar las células muertas va a evitar la obstrucción de los poros por factores como el maquillaje o simplemente la polución o el sudor.
Si no se permite que la piel se regenere tendrá ese aspecto envejecido que se pretende evitar.
Con esa limpieza diaria de la piel del rostro que se ha de realizar por las noches, incluso aunque no se haya maquillado, se permite que esté oxigenada la piel.
Para que esa limpieza sea más efectiva lo ideal es humedecer con agua tibia la piel, aplicar el producto limpiador adecuado para cada piel de manera que se abarquen bien rostro, cuello y escote; y secar posteriormente la piel sin brusquedad con un tejido amable para el rostro que permita esa preparación para la crema de noche.
La piel debe cuidarse con una profunda higiene facial por las mañanas seguida de hidratación, y por la noche una crema adecuada al tipo de cada piel. Si se es constante, los resultados vendrán solos y podrás mantener un rostro joven con facilidad.