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«Encanto», o el poder de la representación afro en una película de Disney

por avisador
febrero 14, 2022
in Otras noticias
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«Encanto», o el poder de la representación afro en una película de Disney
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En enero de este año, un niño afro, Kenzo Brooks de Nueva York, se volvió viral en redes sociales, al aparecer junto a un televisor con Antonio, uno de los personajes de la más reciente película de Disney, «Encanto», inspirada en Colombia.
Paula Carrillo | Sputnik

Era algo extraordinario: no en muchas ocasiones se ven personajes con su color de piel, ojos y sobre todo, cabello afro, en una producción animada.
Con esta película, «por primera vez, un niño afro siente que es parte de la historia, parte de la narrativa, parte del cuento de hadas, por llamarlo de alguna manera», dijo a la Agencia Sputnik la periodista Edna Liliana Valencia, consultora en temas afro para este proyecto.

La imagen de Kenzo dio inicio al hashtag «Representation Matters» (la representación importa, traducido del inglés), con el que usuarios de Instagram en el mundo también postearon sus fotos con los miembros de la familia Madrigal, alrededor de la cual gira la nueva historia de Disney.
Varios de los Madrigal, que según la trama viven en una casa mágica que recuerda a las haciendas cafeteras erigidas en las montañas de Colombia, son de piel oscura.

Pero no, esa no fue la única referencia a la afro-colombianidad en este filme, que pretende mostrar una diversidad latinoamericana nunca antes vista en una película para niños.
Por primera vez aparecen, no solo varias texturas de cabello, «sino las texturas afro, que nunca antes habían estado. Porque cabellos lisos hemos visto hasta en los personajes afro, en los poquitos que habían salido» en Disney, explica Valencia.

El cabello del niño Antonio; el de Félix, su tío; o el de Dolores, su hermana, son inspiración, sobre todo en un país donde aún los productos de alisado permanente se siguen vendiendo como pan caliente.
«El resultado no es solamente ver cabellos diversos en la película. Es que, por primera vez, miles de niños, niñas, mujeres, personas principalmente afro, se han sentido identificadas con que su cabello no es feo», subraya esta periodista que también vivió su propio proceso para rescatar su cabello natural.
Los detalles van más allá de eso: el cuarto de Antonio, quien tiene el poder de hablar con los animales, recuerda a la tupida selva del departamento del Chocó, pacífico colombiano (con población mayoritariamente afro).

La marimba de chonta, instrumento de madera similar a un xilófono y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura); el vestido de Dolores, que recuerda a las palenqueras, o mujeres de San Basilio de Palenque, pueblo creado por africanos esclavizados durante la Colonia, que lograron escapar para vivir en libertad… Todo eso «es afro-Colombia», insiste Valencia con orgullo.

RESISTENCIA CAPILAR
El cabello afro ha sido comúnmente calificado de «malo». «Esa es la revelación de esto: que un niño afro se vea en televisión, con un cabello como el suyo, le envía un mensaje a la autoestima que después no va a tener reversa, aunque el sistema le diga otra cosa», destaca la consultora y activista afro.
Valencia, quien además fue presentadora de televisión en cadena nacional en Colombia, se alisaba el cabello hace años.
También vivió de niña esa lucha por negar sus raíces desde su propio peinado.

Sin embargo, tuvo un «despertar» que la llevó a volver a su cabello natural, y presentar noticias con él, lo que significó un cambio respecto a las otras ofertas televisivas en 2013. El estereotipo en televisión en ese momento era que había que ser lisa para tener credibilidad.

«Este país nos obliga a dejar de ser negras si queremos estar en esos espacios: a alisar el cabello, blanquear la piel, dejar el acento, vestir de colores muy neutros, y ese tipo de cosas que son hegemó-nicamente estéticas», se lamenta.

Por su compromiso con el tema e historia personal cree que la empresa audiovisual la escogió como consultora, para un trabajo que ahora trasciende fronteras y se convierte en referente para miles de niños que, por fin, se ven reflejados a sí mismos en una pantalla.

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En enero de este año, un niño afro, Kenzo Brooks de Nueva York, se volvió viral en redes sociales, al aparecer junto a un televisor con Antonio, uno de los personajes de la más reciente película de Disney, «Encanto», inspirada en Colombia. Paula Carrillo | Sputnik Era algo extraordinario: no en muchas ocasiones se ven personajes con su color de piel, ojos y sobre todo, cabello afro, en una producción animada. Con esta película, «por primera vez, un niño afro siente que es parte de la historia, parte de la narrativa, parte del cuento de hadas, por llamarlo de alguna manera», dijo a la Agencia Sputnik la periodista Edna Liliana Valencia, consultora en temas afro para este proyecto. La imagen de Kenzo dio inicio al hashtag «Representation Matters» (la representación importa, traducido del inglés), con el que usuarios de Instagram en el mundo también postearon sus fotos con los miembros de la familia Madrigal, alrededor de la cual gira la nueva historia de Disney. Varios de los Madrigal, que según la trama viven en una casa mágica que recuerda a las haciendas cafeteras erigidas en las montañas de Colombia, son de piel oscura. Pero no, esa no fue la única referencia a la afro-colombianidad en este filme, que pretende mostrar una diversidad latinoamericana nunca antes vista en una película para niños. Por primera vez aparecen, no solo varias texturas de cabello, «sino las texturas afro, que nunca antes habían estado. Porque cabellos lisos hemos visto hasta en los personajes afro, en los poquitos que habían salido» en Disney, explica Valencia. El cabello del niño Antonio; el de Félix, su tío; o el de Dolores, su hermana, son inspiración, sobre todo en un país donde aún los productos de alisado permanente se siguen vendiendo como pan caliente. «El resultado no es solamente ver cabellos diversos en la película. Es que, por primera vez, miles de niños, niñas, mujeres, personas principalmente afro, se han sentido identificadas con que su cabello no es feo», subraya esta periodista que también vivió su propio proceso para rescatar su cabello natural. Los detalles van más allá de eso: el cuarto de Antonio, quien tiene el poder de hablar con los animales, recuerda a la tupida selva del departamento del Chocó, pacífico colombiano (con población mayoritariamente afro). La marimba de chonta, instrumento de madera similar a un xilófono y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura); el vestido de Dolores, que recuerda a las palenqueras, o mujeres de San Basilio de Palenque, pueblo creado por africanos esclavizados durante la Colonia, que lograron escapar para vivir en libertad… Todo eso «es afro-Colombia», insiste Valencia con orgullo. RESISTENCIA CAPILAR El cabello afro ha sido comúnmente calificado de «malo». «Esa es la revelación de esto: que un niño afro se vea en televisión, con un cabello como el suyo, le envía un mensaje a la autoestima que después no va a tener reversa, aunque el sistema le diga otra cosa», destaca la consultora y activista afro. Valencia, quien además fue presentadora de televisión en cadena nacional en Colombia, se alisaba el cabello hace años. También vivió de niña esa lucha por negar sus raíces desde su propio peinado. Sin embargo, tuvo un «despertar» que la llevó a volver a su cabello natural, y presentar noticias con él, lo que significó un cambio respecto a las otras ofertas televisivas en 2013. El estereotipo en televisión en ese momento era que había que ser lisa para tener credibilidad. «Este país nos obliga a dejar de ser negras si queremos estar en esos espacios: a alisar el cabello, blanquear la piel, dejar el acento, vestir de colores muy neutros, y ese tipo de cosas que son hegemó-nicamente estéticas», se lamenta. Por su compromiso con el tema e historia personal cree que la empresa audiovisual la escogió como consultora, para un trabajo que ahora trasciende fronteras y se convierte en referente para miles de niños que, por fin, se ven reflejados a sí mismos en una pantalla.
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