La llegada del COVID -19 ha cambiado todo y el periodismo no es la excepción. Los medios de comunicación no tienen cuarentena, no pueden parar de informar en medio de esta emergencia sanitaria mundial. Han tenido que
adaptarse, crear estrategias, volver a los básico y sencillo en algunos casos, agudizar el chequeo de datos, investigar en profundidad, leer y releer para informar con veracidad
Lo que en principio se informaba en la sección de Noticias Internacionales «el impacto coronavirus en China», es hoy el primer titular de nuestros medios de comunicación uruguayos y locales.
El cambio ha sido abrupto, irrumpiendo en los estudios de tv, las cabinas de radio, las redacciones de diarios. El mínimo de personas en una mismo recinto, las medidas extremas de higiene, evitar salir a la calle, el
contacto personal prácticamente nulo. Así como el personal de la salud, los agentes de la seguridad, los abastecedores de alimentos, el periodismo es indispensable en la pandemia. Desde la recomendación de aislamiento, estar informados pasa a ser de urgencia. Que sepamos cuál es la situación de
emergencia sanitaria, de crisis en nuestro país, en nuestro departamento, lo que sucede en las calles es tan fundamental como las medidas de prevención.
El neurólogo argentino Facundo Manes ha expresados que en la historia se han vivido otras pandemias en distintas partes del mundo, se han vivido guerras que han generado pánico, pero es la primera vez que sucede a la misma vez en todo el mundo, «todos tenemos un miedo colectivo, es una experiencia única para la especie humana».
La mayoría de los medios de comunicación nunca se habían enfrentado a una realidad similar, lo que ha generado que sea un reto para los medios.
Detrás del medios están sus trabajadores, periodistas, informativistas, movileros, reporteros, operadores, técnicos, editores, quienes deben reinventar el oficio en la cuarentena, que para ellos no es cuarentena, estando
expuestos al virus, como toda la población, viviendo en sus vidas la crisis económica y emocional que supone la pandemia, sintiéndose vulnerables.
No solo se pone en riesgo a sí mismo de contraer el virus, también puede ser un riesgo para otros. Saliendo con culpa a la calle pero con la convicción del deber que hay que cumplir: informar.
Parte del trabajo de los medios no solo consiste en informar, ser nexo entre las autoridades y sus decisiones, sino también motivar a la gente a cumplir las medidas de prevención, contener, ser multiplicadores de las buenas acciones, los gestos de solidaridad, acercar en la distancia. Todo esto supone una gran responsabilidad, sugiere una exigencia mental extra, ser cautos a la hora de recibir datos, corroborarlos para no emitir noticias falsas. El periodista no se puede aislar, por el contrario está sobreinformado, y debe decidir cómo informar desde su ética y profesionalismo, todo esto supone una carga emocional agotadora por momentos.
Brindar información es un servicio público, es así que los medios y sus trabajadores transmiten día a día lo que los gobiernos resuelven, las circunstancias imprevistas que presenta esta crisis. Seremos nosotros, los medios,
quienes también contarán el fin de esta pandemia.
Desde la ONU se manifiesta: «El derecho a la vida fundamental y no derogable está en juego, y los Gobiernos están obligados a garantizar su protección. La salud humana depende no solo de una atención médica fácilmente accesible. También depende del acceso a información precisa sobre la naturaleza de las amenazas y los medios para protegerse a uno mismo, a su familia y a su comunidad».
La ONU hace expresa la exhortación al manejo de la información veraz ya que las fake news (noticias falsas)
pueden causar el caos, derivar en problemas de salud. Informar responsablemente es parte de la protección de los derechos humanos «Las entidades piden que se proteja además la libertad de los periodistas, así como la privacidad de los datos de los pacientes hospitalizados por el COVID-19».
Los Gobiernos deben promover y proteger el acceso y el flujo libre de información durante la pandemia del coronavirus, han asegurado un grupo de expertos internacionales en derechos humanos.
El derecho a la libertad de expresión, que incluye el derecho a buscar, recibir e impartir información e ideas de todo tipo, independientemente de las fronteras, a través de cualquier medio, se aplica a todos, en todas partes, y solo puede estar sujeto a restricciones limitadas. (ONU) Desde este medio de comunicación, nos inquieta conocer cómo los trabajadores de los medios locales enfrentan esta crisis, cómo han modificado su rutina de acuerdo a las exigencias del momento y sobre todo sus sentimientos a la hora de transmitir la información. Estaremos compartiendo en esta y próximas ediciones la palabra de periodistas, informativistas y comunicadores de Tacuarembó.
En esta primera entrega, en las siguentes páginas, los comunicadores Jorge Saavedra, José Esteves y Fabián
Guillama, relatan sus experiencias personales y exponen sus opiniones.