Como egresado, he conocido las dificultades de dicha institución pública nacional hegemónica.
Siempre se ha pedido más y más para la enseñanza, incluyendo la Universidad. Hoy por hoy la situación económica, empeorada por el evento que nos
sacude, compromete los pedidos y posibilidades de repartir lo poco que se tiene.
Nadie duda que hay que favorecer a la enseñanza, pero no mirando los bolsillos sin dar nada a cambio. No es que un sector reciba el 6% del PBI, sino el
resultado, de seguir como hoy, nada va a cambiar.
En la enseñanza básica, miran a ciertos países; me pregunto ¿están calificados aquí los docentes, para cumplir similares prestaciones? No mentir.
Mucho se ha invertido, pero, ¿los resultados? Mientras tanto, en el plano universitario el panorama no es nada prometedor. Esta es una mera opinión como
médico y me resisto a los pedidos sin resultados. Observemos que a quienes triunfan y sobresalen, se les cuenta con los dedos de una mano, si es que ya no
se fueron del país.
La maquinaria funciona mal. Carecemos de una masa de profesionales que pueda competir con los del exterior, siendo ejemplo del deterioro las ofertas institucionales y de seguros, para atención más allá de nuestras fronteras.
Primera opción, irse, a fin de contar con más posibilidades de éxito. Esto, responde las interrogantes respecto al servicio sanitario actual, carísimo e ineficiente por donde se lo mire. Otro punto es la investigación. Por donde participar, se complica por la falta de apoyo y peor aún, si no se está de acuerdo con los que mandan en el universo universitario.
La experiencia personal en ese ambiente, fue nefasta para transitar, con dificultades que entorpecían en cualquier momento.
Conservo imágenes vívidas de los manda más, negando el apoyo «porque leí mal el proyecto» u otros dislates que no vienen al caso.
Quiero expresar que no es dinero el problema, sino que el satélite uruguayo universidad, debe aceptar que conforma el país y no otro gobierno de unos
pocos viviendo una cara fantasía nacional.
Para peor, con el aura de ser hegemónica y no entender que hay otras instituciones las cuales también pueden actuar a su pesar, ya que la competencia mejorará los resultados.
Pero ese problema es tabú, porque bajan la barrera de la autonomía universitaria. Así no funciona un país que pretende seguir adelante.
Es decir, la hegemonía no sirve, la competencia LEAL es buena, que triunfe el mejor; recobrando el status que se supo llevar.
Se debe remunerar por competencia, no con favores. Con el agregado que quienes pretenden estudiar, no son informados de las posibilidades de trabajo y necesidades nacionales.
¿Cuándo se entenderá que hay que dar a conocer el mercado y no seguir creando ilusiones, que, –como dijo un ex rector– son el germen de la revolución, por no permitírseles progresar.