El expresidente Julio María Sanguinetti emprendió un duro ataque contra el Frente Amplio, al que acusa de ya no tener límites. «Todas las causas –por sagradas que fueren- son atropelladas y degradadas», y contra la INDDHH, a la que acusa de y atropellar «de modo totalitario la historia nacional».
Para el dos veces presidente Julio María Sanguinetti, embarcado en una cruzada de defensa de la Ley de Urgente Consideración, el Frente Amplio «ha perdido toda autonomía y está conducido por el PIT CNT, al cual, a su vez, jaquean grupos radicales que condicionan a dirigentes nacionales sin el peso histórico de Vázquez, Mujica o Astori», según afirma en su columna aparecida en Correo de los Viernes.
Para el secretario general colorado, «los actuales proto-candidatos fren-tistas, intendentes ellos, carecen totalmente de independencia para actuar. Se refugian en sus tareas y no influyen en asuntos políticos fundamentales que merecen respeto y consideración seria».
El dirigente colorado la emprendió contra la marcha del 8 marzo por el Día de la Mujer, y acusó que «este año el PIT CNT resolvió que la marcha era de ellos, que el homenaje era a la mujer trabajadora y que acompañarían nada menos que con un paro general de actividades».
Continuando con su diatriba contra la fuerza opositora, expresó que «este Frente Amplio, progresivamente radicalizado, degrada todo lo que toca. Lo partidista, lo parcializa, intenta confiscarlo en su beneficio. Es el caso de la mujer en nuestro país, cuyo progreso en la sociedad se identifica con la acción del batllismo desde la primera presidencia de Don Pepe hasta nuestros últimos gobiernos. Los recién llegados al tema, los comunistas que cultivaron desde Marx, Lenin y Stalin, la misoginia más radical, ahora se visten con ropas que nunca calzaron. Desgraciadamente han sido hábiles y su invasión les ha resultado exitosa. Pero quieren llegar hasta el final. No les alcanza con predominar: también quieren echar a quienes no se alinean».
Tampoco quedó por fuera del discurso de Sanguinetti la Institución Nacional de Derechos Humanos y De-fensoría del Pueblo, a la que acusa de desconocer la legalidad y atropellar «de modo totalitario la historia nacional».
Se refirió al «caso clamoroso de declarar Sitio de la Memoria el lugar del choque en Salsipuedes del ejército nacional, conducido por el presidente Rivera, con el apoyo de la unanimidad del Senado, con el último grupo de charrúas que aún asolaban la campaña. Sin mayor precisión, se habla de 40 indígenas muertos y 300 prisioneros, cifras que ya de por sí revelan que no hubo por lado alguno un intento ‘genocida’, en que los números serían al revés».
Para Sanguinetti, ese «fue un episodio en el largo choque de la sociedad hispano-criolla con la tribu charrúa, que comienza en 1702 con la batalla del Yí, en que el ejército guaraní comandado por los jesuitas le inflige la mayor derrota, declarándose unos 500 indígenas muertos. No es este el lugar para abundar en las razones para destacar la construcción fantasiosa de una inexistente ‘nación charrúa’ de ‘indios de apartamento’, dijera Daniel Vidart».
«Es la pretensión de imponer una historia oficialista, tal cual hizo el comunismo en la fenecida URSS y el kirchnerismo en nuestra hermana Argentina», alega más adelante.
Siguiendo es su arenga contra la INDDHH, afirma que, «como si todo esto no fuera poco, ahora sale, a dos semanas de un referéndum, a impugnar la ley. Una institución del Estado se arroga el derecho de cuestionar una ley sancionada conforme a la Constitución. Y lo hace en medio de un debate político, con una intención que se desnuda en toda su crudeza por la oportunidad. Intentan incidir en la definición popular, haciéndose eco de la machacona prédica de los partidarios de derogar la ley».
UyPress