Esta semana estuvo en la ciudad de Tacuarembó el precandidato del Partido Nacional, Juan Sartori. A sus 38 años de edad, el joven empresario tiene un solo objetivo: transformarse en el nuevo Presidente de los uruguayos. Resistido en la interna del Partido Nacional, Sartori pretende darle un giro al sistema político del país.
Escribe: José Esteves
Recorriendo todo el Uruguay. ¿Con qué país te vienes encontrando? ¿Con un Uruguay que te imaginabas, con un interior diferente a lo pensando?
Yo hace más de 15 años que recorro el país entero todo el tiempo porque tengo una actividad agropecuaria muy presente en casi todos los departamentos. Tengo algunas empresas forestales y ganaderas, y yo la situación del interior del país la tengo muy clara, es más me conocen más en el interior del país que en Montevideo. La recorrida es la primera que hago como político, pero es algo que ya venía haciendo hace mucho tiempo.
¿Qué te llevó a meterte en la política?
Lo que hago es llevarle a la política la cercanía y el sentido común. Lo que ha pasado es que los políticos se han distanciado de la gente y creo que los ciudadanos tienen un descreimiento importante sobre los políticos porque piensan que están atornillados en un sillón y piensan que ya no los escuchan y tampoco han cumplido con las promesas que han realizado. Hay políticos que aparecen cada cinco años, hacen un discurso de 30 minutos, lo aplauden, se saca la foto y se va, y muchas veces no vuelve y no cumple.
¿Cómo has sentido las críticas que te han realizado desde la interna del Partido Nacional?
A veces dicen que Sartori no sabe de política, y yo pienso que por suerte no sé. Yo lo que voy a hacer es recorrer el país entero para escuchar antes que hablar, porque en mi vida no tengo los problemas que mucha gente vive en todo el país, y la única manera de comprometerme y sentir qué está pasando es ir y escuchar a la gente pueblo por pueblo, porque en cada rincón del país encuentro gente con sentido común. No voy a cada pueblo pensando que “acá hay tantos votos o acá hay menos”, a veces hacemos reuniones con dos o tres personas y eso no importa, porque a veces surgen charlas más profundas.
¿Qué has sentido en esas charlas con la gente de nuestro país?
He notado que en Uruguay hay mucha desmotivación en general y la preocupación más grande es la del trabajo, porque falta generar fuentes de trabajo. Muchos jóvenes me han manifestado que sienten que no tienen oportunidades en Uruguay y están pensando emigrar a otro país, porque no los contratan porque no tienen experiencia y a los mayores de 50 años de edad, no los contratan porque les dicen que son viejos.
Un problema grave lo tenemos en el campo porque todos los días cierra un pequeño emprendimiento rural y el campo se está vaciando y el gobierno no piensa que eso es grave. Los números no dan porque los costos que tenemos en Uruguay para producir son demasiados altos comparativamente con la región.
¿Cómo hacemos para bajar ese costo del Estado? ¿Es posible bajarlos en Uruguay?
Por supuesto que sí. Nunca se recaudó tanto para después hacer las cosas tan mal en lo básico. No hay ninguna duda que nunca se le había pedido un esfuerzo tan grande a la gente, nunca habíamos tenido impuestos tan altos, pero altos para todos, para los productores, para los empleados y para los jubilados que aportaron durante toda su vida laboral y ahora no pueden llegar a fin de mes.
En Uruguay hemos tenido una muy mala administración, porque dinero hay para hacer las cosas, pero sin embargo la educación de hace 20 años era mucho mejor, había un 80% de los estudiantes que terminaba secundaria y hoy estamos en 35%, éramos un país seguro, y hoy ni siquiera el interior es seguro, y esa relación de tanta recaudación y servicios de mala calidad es el resultado de una mala administración.
¿Por qué crees que Uruguay tiene esa mala administración?
Porque se dan los puestos no por la capacidad profesional sino por amiguismo, porque es familia, porque le debemos algún favor o porque asumimos algún compromiso en la campaña electoral.
Yo sé de empresas y es difícil administrar una gran empresa con muchos empleados, grandes recursos, pero sin embargo ponemos a la cabeza a alguien para que gane un buen sueldo y no porque sea el más capacitado para adminístralo, y eso se ve en todo el sistema político, incluso en muchas intendencias y algunas son de mi Partido. Es algo que ha sido aceptado pero que no es correcto.
¿Cómo hacemos para que Uruguay sea competitivo?
Debemos apostar a incentivar a la inversión, con impuestos relativamente bajos, una mano de obra capacitada con ganas de trabajar y eso lo podemos tener rápidamente.
A las inversiones hay que salir a buscarlas, tenemos que presentar a nuestro país como un lugar atractivo, porque eso va a generar las fuentes de trabajo que necesitamos, pero primero debemos equilibrar el tema impositivo y después ir a buscar inversiones nuevas, ver hacia dónde va el mundo.
Nuestro gobierno debe dar una imagen internacional que nos permita captar esas inversiones.
¿Por qué resolviste ser precandidato por el Partido Nacional? ¿Qué te llevó a elegir a esa fuerza política?
Mi familia era blanca, muy cercana a Wilson Ferreira, pero yo no pienso que sea necesario ser descendiente de un blanco para ser un actor político en nuestro país.
Yo con el Partido Nacional me siento en sintonía con su historia y con su visión del país de hoy, porque estoy convenido que el rumbo que necesitamos para los próximos cinco años no es contra de lo que vino antes, sino que estoy a favor de un rumbo nuevo.
El Partido Nacional es un defensor de las libertades, del sistema agropecuario y de la tierra, y eso está en sintonía con mi proyecto político.
¿Tienes algún reflejo en política o algún referente?
Yo creo que lo más importante no es la ideología o las corrientes del pasado, sino es mirar hacia adelante en el mundo que estamos.
Hay muchos que me tildan de izquierda, por mi visión desde lo social y hay otros que me dicen que soy de derecha porque quiero una economía que crezca muy bien, pero yo soy moderno y pragmático, y todos los perfiles valen en la política y yo quiero ser útil para mi país y eso no lo veía en el sistema político.
¿En caso de asumir como presidente el 1° de marzo del 2020, seguiría con el acuerdo con UPM tal cual está?
Yo quiero muchas UPM en Uruguay. El problema es que el gobierno está tan desesperado por anunciar algo que le dio todo a UPM a cambio de nada.
Si le damos exoneraciones de impuestos a UPM tenemos que darles a los pequeños productores rurales, a los pequeños comerciantes que también generan fuentes de trabajo y que están luchando por la economía.
El gobierno está dando un mal mensaje al darle todo a una multinacional cuando la gente está pasándola mal.
¿Cómo sería tu relación con la central obrera del PIT CNT?
No sería de enfrentamiento. Yo no entiendo esos enfrentamientos entre el campo contra la ciudad, o de los sindicatos contra los empresarios.
Como empresario siempre supe que una empresa que tiene buena rentabilidad y que paga bien a sus empleados y que tienen la posibilidad de desarrollarse, los hace más productivos.
Yo me reuní con muchos sindicalistas y a veces estamos en las antípodas ideológicas, pero creo que si falta trabajo es un problema para las empresas, para los trabajadores y para los sindicatos y por eso debemos encontrar las maneras de poder dialogar.
Sea cual sea el resultado de la elección interna. ¿Estarías dispuesto a reunirte con los otros precandidatos del Partido Nacional?
Así funciona la interna. Ahora estamos todos marcando nuestras diferencias y eso es bueno. Somos todos muy diferentes y eso va a llevar a tener un equipo más complementario.
Mi camino es ganar la interna y luego ganar la elección nacional, no quiero hacerlo para verme bien o para negociar un cargo por el camino, esas negociaciones no me gustan.
Voy a ver cómo nos va el 30 de junio y a partir de ahí trabajaremos para ser útil desde el lugar que nos toque. A mí no me interesa ser Senador, porque hay que ser capaz de serlo.
Yo no sé nada de leyes, no estudié abogacía y seguramente no sea un buen Senador para nuestro país y por eso quiero ser realista.