Frente Amplio – Edil Leonor Soria
En realidad me conmueve en el día de hoy y en estos días pasados, tiene que ver con lo sucedido a una mujer joven, Natalia, quien tuvo la desgracia de que se le muriera su pequeño hijo estando ella trabajando.
Fue motivo de destrozo en las redes, en la prensa; fue motivo de muchísimas consideraciones, motivo de muchísimas opiniones y en definitiva lo que yo creo es que sale, cuando suceden este tipo de cosas, salen esas cosas terribles, oscuras que tenemos como sociedad y se canalizan.
Hay una explicación en el ámbito de la psicología social que habla del chivo expiatorio y el chivo expiatorio es en un grupo aquel que recibe los desechos de los demás o todos depositamos en ese nuestros desechos, por decirlo de alguna manera.
Creo que en este caso sucedió porque se habla, se habló de que había vuelto alcoholizada, de que esto, de lo otro. Yo no voy a repetirme porque todos acá me conocen y saben lo que pienso respecto a estas situaciones pero para repetirme junto con otro montón de personas, me pregunto dónde estaban los papás.
Los papás que después, cuando hay que pagar la pensión alimenticia no están o dejan sus trabajos para que no se les descuente para sus hijos, para su sangre. Entonces, la herencia maldita es el silencio cómplice, la herencia maldita es el de adjudicar roles y responsabilidades exclusivamente a unos y no a otros, la herencia maldita es juzgar sin conocer, la herencia maldita es hablar sin saber, la herencia maldita es faltar a la verdad, la herencia maldita es no comprometerse, la herencia maldita es aceptar lo inaceptable.
Por suerte hoy Natalia está siendo apoyada por un grupo de mujeres y por todas aquellas personas que quieran hacerlo; vamos abrir una colaboración para que lo puedan hacer porque es una mujer sola que está alejada de sus hijos en este momento y que tiene tres bocas que alimentar porque quienes colocaron el espermatozoide no se hacen responsables.