Ramiro Barreiro
El 28 de febrero de 1923, cuando el entonces presidente uruguayo Baltasar Brum (1919-1923) inauguró la estatua del general José Gervasio de Artigas, prócer nacional, en la céntrica Plaza Independencia, cedió la palabra al poeta Juan Zorrilla de San Martín, quien imaginó:
«Yo veo en este momento, señores, a ese pueblo oriental de mañana. Son 30 o 40 millones de uruguayos que, en este mismo territorio, con menos densidad que Bélgica, con mucho menos, dentro de un siglo, cuando un hombre sea tan fuerte como un millón de hombres, vendrán aquí a aclamar al profeta, a aclamaros a vosotros que habéis creído en él; a creer con él y con vosotros, en la Patria inmortal».
En un abrupto salto de la historia, aparece el expresidente José Mujica (2010-2015), quien a fines de 2011 auguró que Uruguay es «un país en vías de extinción» y, si bien los últimos registros indican que le erró al pronóstico, es cierto que la tasa de natalidad en este país sudamericano presenta un estancamiento preocupante.
Los nacimientos en Uruguay vienen descendiendo en forma sostenida, en un proceso que se aceleró en forma significativa en los últimos años.
En el año 2020 nacieron 35.866 niños, 1.606 menos que en 2019 (una baja que representa un 4,3 por ciento), frente a 50.541 que se registraban en 2003. En 2020 Uruguay ya dejó de ser un país de «baja fecundidad», ahora es un país de «muy baja fecundidad», categoría indicada para los países en cuyas mujeres y personas gestantes tienen, en promedio, menos de 1,5 hijos.
El senador Guido Manini Ríos es nieto de quien fuera ministro del Interior de Baltasar Brum, y es quien presentó ante el Senado uruguayo una minuta aprobada en comisión por todos los partidos políticos que busca incentivar el nacimiento de niños y niñas.
El líder y fundador del partido Cabildo Abierto, integrante de la coalición gobernante, advirtió: «Si se sigue con estos números se prevé que cada vez seremos menos uruguayos y se prevé que, al terminar este siglo XXI, los uruguayos serán apenas un poco más de dos millones de habitantes».
El último censo, realizado en 2020, arrojó que en el Uruguay viven poco más de 3.474.000 personas.
LA INICIATIVA
La tasa de fecundidad bajó de 2,52 en 1990 a 1,4 en la actualidad, números que para Cabildo Abierto significan «un grave problema para la viabilidad del país en un futuro no muy lejano».
«Se trata de fomentar e incentivar la natalidad, en lo que tiene que ver con la demografía tiene otros complementos: natalidad, mortalidad y migración. En este caso estamos tratando de fomentar es que haya mayor natalidad», resume a la Agencia Sputnik el senador informante del proyecto, Raúl Lozano.
Al envejecimiento de la población se le suma una potencial afectación a la futura fuerza de trabajo y poniendo en riesgo el sistema de solidaridad intergeneracional, en otras palabras, el régimen jubilatorio.
Entre los aspectos más destacables de la minuta, que ya espera su aprobación o rechazo por parte del Poder Ejecutivo. se destacan deducciones impositivas para gastos de educación, alimentación, vivienda y salud; el aumento de 10 a 45 días de las licencias por paternidad; y la cobertura del servicio de guardería y/o jardín de infantes por parte de los empleadores, sin costo para los trabajadores.
«Según estimaciones, en el año 2100 vamos a tener algo así como 2.700.000 habitantes. Eso provoca que la fuerza de trabajo va a ir disminuyendo y, a su vez, al tener una población envejecida, y mientras las expectativa de vida va creciendo, vamos a tener cada vez una población con cada vez más personas atendidas por las prestaciones sociales. Menos fuerza de trabajo pero más prestaciones. Un país así va a ser inviable», opina Lozano.
Entre los argumentos del proyecto figura el «beneficio universal infantil» que otorgan muchos países de Europa del Este, una renta básica que solo alcanza a las familias con hijos.
Francia, Canadá, Australia, Rusia, Rumania y Alemania son algunas de las naciones que dan incentivos por cada hijo que nace, aumentaron la licencia maternal y paternal, redujeron impuestos y otorgaron subsidios para estudios, entre otras cosas.
En enero pasado, el papa Francisco dio cuenta de esta problemática al criticar a las personas que deciden no tener hijos.
«Hoy vemos una forma de egoísmo. Vemos que algunos no quieren tener hijos. A veces tienen uno, y ya, pero en cambio tienen perros y gatos que ocupan ese lugar», dijo el máximo jefe de la Iglesia Católica.
Las familias han cambiado y Uruguay no es una excepción en este sentido. El debate, en tanto, intenta inmiscuirse en esas nuevas configuraciones desde el planteo economicista, aunque por los canales y desde las instituciones tradicionales.
Será tarea del Ejecutivo aprobar o rechazar la iniciativa parlamentaria, también ampliar la discusión a las mujeres y personas gestantes, quienes en definitiva son las que tienen poder de decisión sobre sus cuerpos. (Sputnik)